8 feb 2011

Macrobiótica: la dieta de las estrellas

El otro día, mientras veía la alfombra roja de los Globos de Oro, pensaba en qué comerán esas mujeres para mantenerse así de delgadas y con los músculos tan marcados. Me imagino que buena parte de su apariencia se debe a un metabolismo generoso que funciona bien desde la infancia, que otra parte es el entrenamiento que realizan a diario. Quizás también un poco de bisturí. Sin duda, una de las grandes claves debe estar en lo que comen.

Para trabajar bien y mantenerse impecables, las mujeres del espectáculo necesitan recibir mucha energía y pocas toxinas en cada alimento. Así, la dieta zen o macrobiótica (que siguen Madonna y Gwyneth Paltrow, entre otras) parece ser un régimen adecuado a sus necesidades.

Se le conoce como "dieta zen" porque busca el bienestar del ser humano a través de la sencillez, la meditación y el desprendimiento de lo superfluo. Sin embargo, en realidad esta dieta se fundamenta en los postulados del vegetarianismo combinados con el principio oriental del yin y el yang. 

Sus principios
La dieta zen o macrobiótica tiene un tercer nombre: se le identifica como la dieta Oshawa, debido a que su principal promotor en occidente fue George Oshawa. Este régimen tiene el objetivo de alargar la vida a través de los alimentos y lo logra a través del equilibrio del yin y el yang en la comida.

La macrobiótica indica que los cereales integrales son el alimento con mejor balance energético entre el yin el yang, es decir, la manera en que su energía está expandida o contraída. Los alimentos de origen animal forman parte de los alimentos yin (contraídos, densos, concentrados), y los de origen vegetal forman parte de los alimentos yang (estructuras ligeras, mayor cantidad de líquido, más expansión entre sus elementos). Así, los más compactos entre los alimentos yang son los cereales integrales, por lo tanto su equilibrio entre el yin y el yang es casi perfecto y los hace más favorables para la ingesta.

En su libro "Zen Macrobiotics", Oshawa plantea siete niveles de alimentación (más otros tres que van del -3 al -1, son dietas basadas en fast food y comida chatarra). Conforme se va aumentando el consumo de cereales integrales, se va subiendo de nivel hasta llegar al 7.

Este tipo de alimentación fue vetada en muchos países después de la década de 1970, ya que muchos hippies la adoptaron de un día para otro (cuando debe ser algo gradual), sin recibir el seguimiento médico pertinente y sin dejar de consumir estupefacientes, lo que llevó a muchos a caer en condiciones de salud bastante precarias. Sin embargo, hoy en día y bajo estricta vigilancia médica, mucha gente ha logrado adoptarla con éxito, sobre todo quienes padecen (o tienen predisposición a) enfermedades crónico degenerativas, como cáncer o diabetes.

Se dice que si un occidental (aquellos que fuimos alimentados desde pequeños con carne, lácteos, azúcares y harinas refinadas) desea seguir este tipo de dieta, debe hacerlo con vigilancia médica y de forma gradual en un proceso que puede tomar años, ya que nuestro organismo está acostumbrado trabajar con ciertos elementos ausentes en la dieta macrobiótica. Sin embargo, con la asesoría adecuada se puede llevar una dieta que mantenga una relación de 1:5, una porción de yin por cinco de yang.

Los alimentos
La base de la dieta macrobiótica son los cereales integrales, pero deben combinarse correctamente para poder otorgar al organismo todo su potencial y no provocar anemia o desnutrición. El patrón de porcentajes en una dieta zen sería así:
Granos enteros o integrales: 50-60%
Vegetales y frutas: 25-30%
Leguminosas y pescado:10-15%
Sopas y otros productos: 5-10%

- El azúcar que se ingiere es la que contienen las frutas naturalmente, no se añaden azúcar o sustitutos, y se evita consumir alimentos que los contengan, como pan dulce, pastelitos, helados, pasteles, refrescos, etc.
- Las leguminosas son una de sus principales fuentes de proteína, en cada comida se deben mezclar con una porción de cereal (por ejemplo, arroz integral con frijoles o lentejas).
- Los lácteos se sustituyen por vegetales de hoja verde, los cuales aportan vitamina A, C, calcio, hierro, potasio y ácido fólico.
- Se busca ingerir comida fresca, que no haya pasado varios meses en un anaquel (harinas integrales o granos, por ejemplo).
- Se procura que los alimentos sean de producción local, estacional -de preferencia con métodos ecológicos-, y sobre todo, que sean congruentes con el clima en el que se vive. (Por ejemplo, comer un salmón en una región tropical no sería congruente).

Esta dieta tiene sus detractores, y es lógico cuando caemos en cuenta que mucha gente con desajustes psicológicos o emocionales convierte a esta forma de alimentarse en una religión, alcanzando niveles de fanatismo y negándose a vivir de manera sana. Como en cualquier campo de la vida, todo exceso tiene consecuencias negativas.

Lo más curioso es que los vegetarianos y macrobióticos experimentados jamás siguen los manuales al 100%, ellos mismos recomiendan estar atentos al sentido común y a las señales que nos manda el cuerpo. Y ante todo, sea cual sea la dieta que se elija, se debe llevar con asesoría de un nutriólogo y con seguimiento médico. 

Atte: Victtra Nahiso

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